DIGO LO QUE PIENSO

sábado, junio 17, 2006

PASARON CUARENTA AÑOS Y NADA CAMBIÓ


Hace muy pocos días estaba aguardando mi turno en una cola del banco para pagar algunas facturas de servicios, muchas de las cuales en otros lejanos tiempos venía a casa el cobrador para hacerse de su importe. Historia antigua por supuesto. Época en que un modesto trabajador podía recolectar dinero en cada casa y seguir su camino sin peligro a ser asaltado o lo peor, asesinado. “Esa era nuestra antigüedad”, donde imperaba el respeto y la ley.

Vuelvo a mi relato. Estando en la “cola” escuché a una pareja de jubilados contándose mutuamente sus cuitas. Uno era mujer, el otro hombre, pero ambos se decían en voz baja que debían poner en venta sus departamentos porque ya no podían pagar las expensas y también que en pocos meses deberían renunciar a su vieja "Prepaga", esa que habían logrado sostener con su trabajo, porque tampoco podían ya afrontar su costo. A ambos le aguardaban las mismas consecuencias; por un lado abandonar su hábitat habitual y por el otro confian su asistencia médica a un PAMI indolente, vaciado mayormente de contenido social y falto de sensibilidad para con las personas de edad avanzada que forzosamente deben caer en sus manos..

La mujer decía que ella había sido maestra, en tanto él confesaba su anterior condición de honesto empleado público y ambos coincidían que ahora en su vejez y como premio a su largo camino plagado de trabajo, fatiga y ahorro, se sentían defraudados y eran víctimas del olvido de quienes nos gobiernan, ocupados hoy en día de enfrentar a los argentinos y discriminarlos según su manera de pensar, que en cumplir con el deber de gobernar a todos los argentinos por igual, de tranquilizar sus espíritus y de respetar las pomposas promesa que en su momento suelen verter los políticos para cautivar al electorado.

Desdichado presente y peor futuro de una clase pasiva que no tiene revancha y que contempla absorta como ex piqueteros, sindicalistas gordos y políticos o punteros corruptos, gozan de beneficios que no les corresponden, se aumentan sus sueldos y quebrantan la ley y el orden, burlándose de aquellos que con un “cacerolazo” pretendieron imponer un imposible “nunca más”..

No es una novedad decir, muy humildemente, que sería “rebueno” que alguna persona bien intencionada tomara como bandera las verdaderas reinvidicaciones que el pueblo pretende y encabezara con lealtad y sacrificio un verdadero movimiento de sanidad política.

Justo en el momento de efectuar estas cavilaciones llegó a mis manos un mensaje en el cual se reproduce, bajo el título de “Si no fuéramos tan ciegos”, un discurso que en la ficción cinematográfica interpretó el actor mejicano Mario Moreno, quizás más conocido por su apodo de “Cantiflas”, un hombre sencillo y lleno de sano humor.

En una de sus películas, en la cual representaba el papel de Embajador de un pequeño país, el querido cómico pronunció hace 40 años un discurso, supuestamente ante la Organización de Naciones Unidas, que sin quitarle una coma podría repetirse hoy en cualquier foro político con absoluta vigencia.

Dijo entonces –sintéticamente- Cantinflas:


“Si no fuéramos tan ciegos...”

"Me ha tocado en suerte ser último orador, cosa que me alegra mucho porque, como quien dice, así me los agarro cansados. Sin embargo, sé que a pesar de la insignificancia de mi país que no tiene poderío militar, ni político, ni económico ni mucho menos atómico, todos ustedes esperan con interés mis palabras ya que de mi voto depende el triunfo de los Verdes o de los Colorados.

"Señores Representantes: Estamos pasando un momento crucial en que la humanidad se enfrenta a la misma humanidad. Estamos viviendo un momento histórico en que el hombre científica e intelectualmente es un gigante, pero moralmente es un pigmeo (...) El voto de un país débil y pequeño pueda hacer que la balanza se cargue de un lado o se cargue de otro lado. Y yo no votaré por ninguno de los dos bandos debido a tres razones:

"Primera, porque, repito que no se sería justo que el sólo voto de un representante, que a lo mejor está enfermo del hígado, decidiera el destino de cien naciones;
"Segunda, estoy convencido de que los procedimientos de los Colorados son desastrosos (voces de protesta de parte de los Colorados);

"¡y Tercera!... porque los procedimientos de los Verdes tampoco son de lo más bondadoso que digamos (ahora protestan los Verdes). (...)

"Para mí todas las ideas son respetables aunque sean "ideítas" o "ideotas" aunque no esté de acuerdo con ellas. Lo que piense ese señor, o ese otro señor, eso no impide que todos nosotros seamos muy buenos amigos.

"El día de la inauguración de la Asamblea, el señor embajador de Lobaronia dijo que el remedio para todos nuestros males estaba en tener automóviles, refrigeradores, aparatos de televisión; ... y yo me pregunto: ¿para qué queremos automóviles si todavía andamos descalzos?, ¿para qué queremos refrigeradores si no tenemos alimentos que meter dentro de ellos?, ¿para qué queremos tanques y armamentos si no tenemos suficientes escuelas para nuestros hijos? (aplausos).

"Debemos de pugnar para que el hombre piense en la paz. Pero esta aspiración no será posible sino hay abundancia para todos, bienestar común, felicidad colectiva y justicia social. Ayúdennos pagando un precio más justo, más equitativo por nuestras materias primas, ayúdennos compartiendo con nosotros sus notables adelantos en la ciencia, en la técnica... pero no para fabricar bombas sino para acabar con el hambre y con la miseria (aplausos).

"Ayúdennos respetando nuestras costumbres, nuestra dignidad como seres humanos y nuestra personalidad como, pero dejen ya de tratarnos como simples peones de ajedrez en el tablero de la política internacional. Reconózcannos como lo que somos, no solamente como clientes o como ratones de laboratorios, sino como seres humanos que sentimos, que sufrimos, que lloramos.

"Señores representantes, hay otra razón más por la que no puedo dar mi voto: hace exactamente veinticuatro horas que presenté mi renuncia como embajador de mi país. Consecuentemente no les he hablado a ustedes como Excelencia sino como un simple ciudadano, como un hombre libre, como un hombre cualquiera pero que, sin embargo, cree interpretar el máximo anhelo de todos los hombres de la tierra, el anhelo de vivir en paz, el anhelo de ser libre, el anhelo delegar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos un mundo mejor en el que reine la buena voluntad y la concordia. Y qué fácil sería, señores, lograr ese mundo mejor en que todos los hombres pudiésemos vivir como hermanos.

"Si no fuéramos tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos, si tan sólo rigiéramos nuestras vidas por las sublimes palabras, que hace dos mil años, dijo aquel humilde carpintero de Galilea, sencillo, descalzo, sin frac ni condecoraciones: "Amaos... amaos los unos a los otros", pero desgraciadamente ustedes entendieron mal, confundieron los términos, ¿y qué es lo que han hecho?, ¿qué es lo que hacen?: "Armaos los unos contra los otros". ... He dicho...".
Cantinflas, México 1966

El texto anterior fue dicho por nuestro amigo de la infancia, Cantiflas, el mismo que nos hizo reír sin necesidad de decir guarangadas y nos dejó esta enseñanza, producto de un hombre de pueblo devenido Embajador.

Cuando me pregunto (por que no lo encuentro) . ... ¿El Poder donde está?, pienso también en lo poco o nada que hacemos nosotros para remediarlo y me siento culpable por omisión, asumiendo la parte que me toca de la culpa colectiva de una sociedad individualista, cómoda y corrupta. ¿O no es así? ¿O jamás ninguno de nosotros sobornó alguna voluntad para evitar ser sancionado o meramente para obtener un lugar de privilegio para ver determinado espectáculo; dicho esto en el más “liviano” concepto de lo que es coimear a un semejante; por que debemos entenderse bien que no es solamente culpable quien recibe una coima, también lo es el que la da o meramente la ofrece.

¿Estamos?

José Pedro Aresi

junio del 2006