DIGO LO QUE PIENSO

sábado, septiembre 15, 2007

QUE NO SUCEDA LO MISMO




Según noticias periodísticas, hoy a 94 años de la tragedia, hallan al culpable del naufragio del “Titanic”, la nave construida para desafiar al mar.

Según la historia que ahora sale a la luz, existía un marinero que tenía las llaves para abrir el armario donde se encontraban los binoculares, con los cuales era posible detectar “icebergs”. No está demás recalcar que con el buen uso de esos “larga vista”, la embarcación hubiera evitado el choque con el témpano que la hundió.

Dicen hoy livianamente que se trató de una distracción, pero olvidan alegremente que ese "descuido" provocó la muerte de más de 1500 personas.

Valga esta referencia para reafirmar que la indiferencia por la suerte de la gente, "del otro" que le dicen, no es materia exclusiva de la actualidad. Siempre le importó muy poco al prójimo la suerte de los demás, incluso en casos que como en éste, la desidia acabó con la propia vida del protagonista.

Sin “las llaves”, no hubo chance de hacerse de los binoculares que hubieran permitido ver los peligros que asechaban a larga distancia, incluyendo las malas condiciones del tiempo y también los icebergs.

Patética realidad que a diario se repite en otros ordenes de la vida y en razón de la cual la humanidad pagó durante siglos y aún paga hoy, el precio de muchas, pero muchas vidas inocentes.

Permanentemente la impericia o el descuido desidioso, se encuentran entre los elementos que han alimentado las grandes tragedias de la historia. No son los únicos, pero siempre están ahí, en el centro de la escena.

Estos comportamientos usuales en el hombre, se agigantan cuando se les suma la avidez por el poder y el dinero que el mismo genera.

Como el marinero del “Titanic”, la mayoría de los hombres públicos han olvidado su deber y su obligación de servicio, para atender en cambio sus propios intereses. Así, la nómina de “próceres” a los cuales debemos tpdavía rendirles homenaje, se reduce día a día.

La historia nos muestra muy pocos estadistas y sí muchos “arribistas, por lo cual la consigna actual debe ser “luchar para revertir esa situación”.

Hoy los pueblos enfrentan otras circunstancias, no digo que sean mejores o peores, solamente que son distintas y que ellas requieren el auxilio de una clase política no contaminada por la corrupción y la obsecuencia, que en el fondo, no deja de ser otra manera de libertinaje plural.

Es necesario reaccionar y comenzar a ser partícipes de las situaciones cívicas que la vida nos propone. Hay que dejar de lado el clásico “no te metás” y tomar conciencia que no es posible continuar dilapidando, en el caso de Argentina, los bienes que nos concediera el Creador.

Así veo yo las cosas, luego de haber recorrido muchos años de vida, pero esta visión no es exclusivamente mía. Somos muchos los que pensamos igual.

Concientes de la existencia de esta realidad, cabe entonces preguntarse: ¿Porqué dilapidar la experiencias y porfiar en no querer quitarse la venda que cubre los ojos?

¿Esperaremos otros 94 años para hallar nosotros, al igual que en el caso del “Titanic”, al culpable de haber permitido que el pueblo lleve una vida azarosa y sufra la muerte – por desidia - de miles de niños y ancianos inocentes?.

José Pedro Aresi