DIGO LO QUE PIENSO

domingo, junio 29, 2008

* TREN BALA *


Hay que comenzar por el principio, dijeron y así fue como los diputados “progre” se aumentaron el sueldo, apoyados por los no tan progresistas, pero sí carismáticos socios en el reparto; todos ellos concurrentes a programas radiales y televisivos, donde su voz y su presencia es requerida, porque al final no cobran “cachet” y la “producción” se ahorra miles de “mangos” que van a parar al bolsillo del omnipotente periodista de turno, que le da nombre al programa.

Estos políticos de carteras llenas, necesitan tener prensa para intentar hacerse conocer, salir del anonimato y confiar en que su futuro continúe de manera feliz, cuando llegue otra vez el momento de decidirse las listas sábanas para el próximo evento electoral o que los “mandamás” a los cuales sirvieron ciegamente, lo premien con algún cargo público en el país y si la “chupada de media” y la complicidad en el afano fue mayor, con un cargo itinerante en una embajada, no precisamente del “Cono Urbano Bonaerense”.

En la Argentina existe además, desde siempre, el sacrosanto periodista de turno y algunos otros que confundieron “turno” con jornada completa y se fosilizaron en los puestos más rentados, desde los tiempos en que Canaro ya tenía su orquesta y Carlos Gardel viajaba a Toulouse para visitar a sus parientes.

Estos “comunicadores” son precisamente los que siempre mantuvieron el negocio abierto y apuntaron invariablemente hacía donde más calentaba el sol, pero siempre escudándose en estar al servicio de la gente, la que en verdad: Les interesaba un bledo.

Y después de estas “novedosas” reflexiones, entiendo llegado el momento de ocuparme del último curro inventado por mis compatriotas que están en el poder: “EL TREN BALA” ; un medio de transporte destinado para el uso de una reducida “élite” económica, que contrasta con otra parte de los argentinos, que arriban diariamente – piquete mediante – a Buenos Aires, enlatados en deficientes “vagones ferroviarios” que albergan esperanzas y desesperanzas y donde seguramente, no cabe el optimismo de poder sentirse persona, pues la condición en que debe viajar los sitúa en ciudadanos ultrajados.

No voy a historiar desde cuando y porque sufrimos esta situación. No quiero perder tiempo en recuerdos de cosas vividas que no volverán.

Lo dicho refleja una parte del tema, ya que se refiere a los viajeros que llegan y salen de la ciudad Capital, pero no debo olvidarme de aquellos otros que en sus provincias, desean volver a utilizar el ferrocarril como un medio de transporte integral y “barato”, palabra ésta que ha desaparecido del léxico habitual que manejamos a diario los argentinos.

Don Arturo Jaureche en su “Manual de Zonceras Argentinas” explicitó muy claramente los “criollos” males que sufrimos, con estas palabras : “El mayor mal de la Argentina no es la extensión; se halla, más bien, en las medidas que NO se toman para aprovechar y comunicar su riqueza”.

Hoy, a muchos años de ese pensamiento esbozado por el gran hombre de FORJA, debo decir que don Arturo se quedó corto, que – al final – simplificó demasiado las cosas y omitió referirse a los personajes que siempre han conspirado contra el progreso argentino: Los políticos.

Esos señores que primero piensan en ellos y luego en el país, aunque se pasan la vida llenándose la boca con la palabra: Patria.

La Argentina siente cada día más, la carencia de una clase política digna y de un verdadero estadista que comience por gobernar poniendo orden, dentro de un plan de prioridades consensuado, en todos aquellos aspectos que sean necesario atender de inmediato, pero que paralelamente a esa gestión, vaya trazando un proyecto político, económico y social de país a largo plazo, tal cual lo necesitamos los argentinos para capitalizar todos los favores con que el Señor nos ha premiado. Y esa acción debe llevarse a cabo de inmediato, sobre bases sólidas de respeto democrático y porque no, que se incluyan en el programa : premios y castigos.

¡Basta de que el vivo viva del sonso y el sonso de su trabajo!, porque la actual situación en que estamos inmersos, tal cual diría un “croupier” marplatense: .

En el mundo del revés en que sobrevivimos en nuestro querido país, se ha hecho carne el renovar cada día, la letra del tango de Enrique Santos Discépolo , “Cambalache”, cambiando lógicamente los nombres y honrando con un puesto público a quien fue capaz de tomar por asalto una comisaría, (la Seccional 24 por si alguien ya lo olvidó) y ser un tipo que nos mire con una fingida cara de “yo no fui” desde una pantalla de televisión, fogoneado por un estado cómplice y un periodismo ávido de tener “rating”, en un vale todo inconfundible, sin las mínimas reglas que gente que se llaman a si mismo decentes, deberían respetar. ¿O no?

Bueno me, alejé del tren bala, pero eso no importa, en cualquier otro momento vuelvo. Todo depende de cual sea el monto que pongan para mi retorno.

Lo cierto es que ese “tren” no tiene razón de instalarse en nuestro suelo, excepto que se desee priorizar los negociados a las verdaderas prioridades que necesita atender la Argentina, antes de gastar dinero en algo tan, pero tan especial, que solamente será utilizado por una minoría, lo cual lo convertirá en un “tren fantasma”

Joaé Pedro Aresi

junio del 2008 .